Reserva en total tranquilidad gracias a nuestras condiciones flexibles de anulación. Saber más
vive Peñíscola

Nuestros Tours

Contacta

Inicio / Blog / El humilde algarrobo: el árbol que bien vale su peso en oro

El humilde algarrobo: el árbol que bien vale su peso en oro

Del olvido al superalimento: una historia deliciosa

Con la llegada del otoño, los imponentes algarrobos dejan ver las vainas oscuras colgantes de sus verdes ramas. A pesar de que España es el principal productor mundial de algarroba, la Comunidad Valenciana la primera autonomía productora y el Baix Maestrat el epicentro de su producción, para muchos sigue siendo un gran desconocido y el cultivo ha sufrido en las últimas décadas una grave regresión y abandono, hasta que todo cambió.

El algarrobo (Ceratonia Siliqua) había sido, hasta épocas recientes, apreciado gracias a su versatilidad y rusticidad, ya que crece en cualquier suelo cerca de la costa y resiste bien la sequía, adaptándose a terrenos que de otro modo quedarían desnudos o improductivos.

La palabra que designa al género, Ceratonia, deriva de la griega Keras (cuerno), ya que la apariencia, la forma y la consistencia del fruto recuerdan a un cuerno.

La algarroba es una legumbre que ha sido utilizada por el hombre desde hace siglos, extendiéndose su cultivo por toda la cuenca mediterránea. De Egipto pasó a Grecia y de allí a Italia. Los fenicios y los árabes la difundieron a lo largo de la costa del norte de África desde donde llegó a España, país que ha utilizado sus semillas para obtener harina para el ganado y sus vainas para elaborar aguardientes, jarabes y emplastos medicinales.

Pero si existe una característica que hace único en el reino vegetal al algarrobo es la uniformidad de sus semillas, que al tener todas un peso muy similar, cercano a los 0,2 gramos, se utilizaron como la primera unidad o patrón para medir el peso de las gemas y piedras preciosas, y los árabes la llamaban Qirat, de donde pasó al castellano como quilate.

En épocas más recientes, durante la guerra civil española, fue muy usada para combatir el hambre y la desnutrición por su alto valor energético, de ahí que se la estigmatizara como «comida de pobres».

Su sabor, tostado y afrutado, ligeramente amargo y dulce a la vez, recuerda tanto al chocolate que en la posguerra era muy popular entre la población infantil, ya que no había recursos para adquirir cacao de importación.

Sin embargo, pocos saben de que se trata de un excelente alimento natural que investigaciones recientes han revalorizado por sus increíbles propiedades, concretamente por proporcionar el fabuloso compuesto D-pinitol, anticancerígeno, antodiabético, antioxidante, adelgazante, entre otras aplicaciones.

Ciertamente un árbol que vale su peso en oro.

Descubre las múltiples aplicaciones gastronómicas de la algarroba y la milenaria cultura de su cultivo en el Maestrat en la experiencia temática única Ruta de la algarroba este mes de octubre
Toda la información y reservas aquí: www.exploramaestrat.com

¿Necesitas una recomendación? Contacta con nosotros