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Papa Luna: El papa que puso en jaque a la cristiandad

Visitar Peñíscola es sinónimo de visitar la Ciudad del Papa Luna, el Papa más controvertido y carismático de la Historia.

Os proponemos un viaje en el tiempo, los tiempos en que una terrible pandemia, la Peste Negra, mató a uno de cada tres europeos. Benedicto XIII es fruto de este tiempo convulso…Tiempos en que la Santa Sede se trasladó de Roma a Aviñón en una encarnizada lucha con Francia por la influencia política del Papado.

Nacido en 1328 en Ilueca, Zaragoza, y en el seno de uno de los grandes linajes de Aragón, la familia Luna, Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor encaminó pronto su vida hacia la vida religiosa, llegando a ser nombrado cardenal en 1375,

es decir, tres años antes del gran escándalo que sacudiría de forma dramática la Historia de la Iglesia, y que conoceríamos como el Gran Cisma de Occidente.

Con el regreso del Papa a Roma, la consiguiente devolución de la Santa Sede, y su muerte, se abre el tiempo de elegir a un nuevo papa mediante cónclave. Las presiones de los romanos hicieron que la “fumata blanca” resultante del cónclave fuera a favor de un papa de su convivencia y agrado. Una elección que fue viciada, según los cardenales, por lo que se declara inválida y se decide nombrar un nuevo papa que se establecería en Aviñón.

La Iglesia tenía dos papas al mismo tiempo, y se iniciaba así un dramático cisma que partiría en dos la Iglesia por unos 40 años. Ambas sedes se precipitaron en la búsqueda de apoyos, dividiendo Europa según sus partidarios.

A la muerte del Papa de Aviñón, Pedro de Luna fue elegido nuevo Pontífice, tomando el nombre de Benedicto XIII.

Y justamente en lo sucedido a partir de este momento, está el origen de la expresión “mantenerse en sus trece”.

Y es que Benedicto XIII jamás cedió a las intensas presiones que sufrió, ni se sometió a la voluntad política de nadie, considerándose a sí mismo el único Papa legítimo hasta su muerte.

Para continuar con su labor papal, se vio forzado a abandonar Aviñón, cuando a la monarquía francesa le dejó de interesar mantener el Papado en suelo francés.

De esta forma, buscó refugió en la Corona de Aragón, donde seguía siendo considerado el único papa legítimo, y llegó a Peñíscola, donde los Caballeros del Temple habían construido una formidable fortaleza un siglo antes.

Por su terquedad, fue excomulgado, perseguido e intentaron asesinarlo, pero no lo lograron. Una vida de resistencia que llegó a la épica, desde los muros del Castillo de Peñíscola, y tras el abandono de su más estrecho colaborador y confesor personal, San Vicente Ferrer.

Pero se mantuvo “en sus trece”. ¿La razón de aquella proverbial resistencia?

Fue el único pontífice elegido papa por cardenales anteriores al Cisma de Occidente y por ello mantuvo su pulso a los papas surgidos desde la “rama podrida”, o sometida a influencias políticas, de Roma.

Será enterrado en Peñíscola, en 1423, convencido de ser el único papa legítimo.

La leyenda del Indestronable no había hecho más que comenzar.

Todos los fines de semana tenemos rutas guiadas para recuperar los escenarios, personajes y fascinante historia de la Peñíscola Templaria & Papal.

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