Hace ocho siglos, la Sierra de Irta era tierra de frontera política y religiosa. Por las agrestes cañadas de estas tierras montañosas circulaban los rebaños de los musulmanes. Los reinos cristianos del norte y en especial, el condado de Barcelona y el reino de Aragón trataban de apoderarse de las tierras norteñas de Xarq-Al-Andalus.
Los emires de Balansiya (nombre árabe de Valencia) trataron de proteger a sus habitantes mediante la construcción de castillos, como el de Pulpis. Después de la ocupación cristiana, estos castillos fueron la sede del nuevo gobierno de la orden religiosa y militar del Temple y sus sucesores de Montesa.
Explora las ruinas de este castillo abandonado. Escucha el silencio mientras te extasías con las impresionantes vistas. Descubre en el patio del castillo un arbusto que trajeron los musulmanes desde África y su venenoso efecto.
Camina durante horas por un paisaje sin apenas construcciones. Respira el ambiente mediterráneo, entre aliagas, brezos, romero, tomillo…